El diseño es transformar lo común y corriente en extraordinario.
- jorge piazza
- Mar 29, 2020
- 3 min read
Updated: May 4, 2020
La frase pertenece a Saul Bass, (1920–1996) reconocido diseñador gráfico estadounidense, célebre por su trabajo en la industria cinematográfica y en el diseño de algunas de las identidades corporativas más importantes.

Más allá de su trayectoria indiscutible, frases de ese tenor siempre me resultaron peligrosas.
Palabras grandilocuentes que suelen generar más confusión a una profesión ya muy confundida.
Frases fáciles de decir cuando el camino ya fue recorrido, pero que pueden aturdir a quienes recién se inician y tienen todo por hacer.
Pretender que todo diseño arribe a un resultado asombroso es depositar expectativas que pocas veces se corresponden con la real necesidad del trabajo.
Y eso, a la larga o no tanto, genera diseñadores disconformes, quejándose de trabajos que no les permiten desarrollar un diseño “sorprendente”.
Frustración producto de no entender que lo excepcional radica en lo efectivo de la solución.
Y muchas veces la solución al problema requiere de un resultado “común y corriente”.
En esos casos, lo extraordinario es un error.
El diseño es reflejo de su entorno. Si el destinatario del mensaje es un público de dudoso gusto estético ( a los ojos del diseñador), indudablemente el diseño deberá reflejar ese gusto.
La frase es una peligrosa motivación para que el diseñador se obsesione caprichosamente por lograr lo inusual. Y como resultado de esa lucha, luego tenemos al cliente considerando al diseñador como un profesional caprichoso.
Desde luego, no creo que estos efectos hayan sido los deseados por Bass a la hora de pensar una frase que posiblemente aplicaba a su realidad, pero no a muchas otras.
Más allá de lo dicho, ¡estamos tan seguros que las siguientes identidades realizadas por el propio Bass son extraordinarias?

¿En qué nos basaríamos para determinar que transforman lo común en asombroso?
Desde ya, son exponentes del trabajo altamente profesional de Bass, pero de allí a catalogarlos de extraordinarios, existe una gran distancia.
Quizás este afiche realizado para la película El graduado, pueda ser un ejemplo de diseño fuera de lo común.

El diseñador modificó los códigos convencionales de los afiches promocionales de películas gracias a un estilo muy particular y propio. Colores planos, economía de recursos, tipografías sans serif dibujadas, y la elección de una imagen icónica como centro de la pieza gráfica.
Desconozco si este afiche fue un ejercicio gráfico o realmente fue utilizado para promocionar la película donde debuta Dustin Hoffman, pero lo concreto es que los afiches realmente conocidos de El graduado son los siguientes:

Lo cual nos devuelve a lo dicho anteriormente: no siempre la genialidad es la solución indicada. Sin embargo, nadie dudaría de lo atractivo de la propuesta de Bass.
Ahora, ¿qué sucede cuando su estilo particular es aplicado a diferentes problemáticas?
Indudablemente se corre el riesgo, propio del uso de estilos en diseño, ese denominado diseño de autor, de que el diseño esté por sobre el mensaje.

Seguir sumando afiches similares (de hecho existen, aunque sigo sin saber si fueron utilizados realmente) nos llevará a reconocer la mano de Bass por sobre la película en particular.
Puerta de entrada a otro debate: ¿son compatibles las modas o estilos personales con el trabajo del diseñador?
Utilizo a Saul Bass, solo por su frase, que me resulta ajena a la realidad del diseño. En ningún momento dudo de su gran aporte al diseño, y dejo en claro nuevamente mi desconocimiento acerca del uso real de dichos afiches, salvo los que sabemos fehacientemente que hicieron historia.
Parafraseando al diseñador neoyorquino:
“El diseño es transformar un problema en una solución”.
Dudo que la definición agrade ya que suena mucho menos rimbombante. Pero seguramente hará que muchos diseñadores que realizan trabajos excelentes, que por su particularidades jamás serán asombrosos, logren entender que lo excepcional radica en la calidad de la solución.
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