Diseño: una profesión tan estratégica como pasional.

El diseñador suele transitar una vida profesional de independencia, siendo el responsable de su propio destino. Ser el dueño laboral de tu vida haciendo algo que tanto te apasiona, es una posición de privilegio poco frecuente en el mundo en que vivimos.

La realidad es una construcción colectiva.

Las palabras crean la realidad, dicen, y no se equivocan. Podríamos elaborar un compendio de frases como la que inicia este texto, y estaríamos construyendo una realidad para el diseño. Sin embargo, elegimos -en términos generales- construir una realidad diametralmente opuesta.

No pretendo caer con este planteo en ese terreno propio de los libros de autoayuda barata, ni reflotar teorías dudosas o mal interpretadas, como ser el viejo método Silva de control mental.

Lejos estoy de recomendar el adaptar los conceptos del libro El Secreto a nuestro mundo laboral, pero sin llegar a esos extremos, sigue siendo indudable que las palabras construyen nuestra realidad.

Y elegimos las palabras equivocadas. Por cada Estudio de diseño que se muestra en las redes sociales como caso de éxito, existen infinidad de cartelitos que menosprecian al diseño y su vínculo laboral.

La insistencia en hacernos ver como profesionales sufridos, maltratados por el cliente y fracasados, termina colaborando con una suerte de profecía autocumplida.

Por insistencia, los temas se instauran en las sociedades y terminan creando marcas que luego son difíciles de quitar.

Y así estamos, autocondicionando nuestra realidad.

Está claro que nuestros conflictos existen y son lugares comunes de la profesión. El convertirlos en bandera y flamearlos en los lugares equivocados solo sirve para estigmatizarnos.

Ironizar con ciertas situaciones es sinónimo de no enfrentarlas. En vez de conformarnos con ridiculizar aquello que -en definitiva- nos aqueja, deberíamos debatirlo internamente en busca de soluciones.

Y mientras tanto, sería muy productivo que la cara del diseño que le mostremos al mundo fuese aquella que deja en evidencia sus virtudes.