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El big bang de la música y su diseño.

  • Writer: jorge piazza
    jorge piazza
  • Apr 16, 2020
  • 7 min read

Updated: Apr 19, 2020

Los Beatles fueron el origen de todo. Una bisagra en la música; un antes y un después. Sentaron las bases para todo aquello que vendría.



Pero no solo en lo referido a la música hicieron historia. Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, además de ser el disco fundamental para ese cambio, también significó la piedra fundacional para un nuevo camino en la gráfica de las portadas de los disco.


La gráfica de Sgt. Pepper se convirtió de inmediato en un ícono de la cultura popular. De alguna manera, el movimiento Pop, se convertía en Arte Pop. Quedaba demostrado todo lo que se podía realizar desde la portada de un álbum, usando este espacio como vehículo para desarrollar expresiones artísticas de alto vuelo, tanto en el diseño, la ilustración como en la fotografía.

Las tapas de los discos dejaban de ser un simple sobre protector del vinilo, donde comunicar su contenido era su función principal, para ser una pieza comunicacional casi tan importante como las canciones en sí mismas.



Quizás intuitivamente se comenzaba a construir la identidad visual de las bandas, más allá o sumado, a lo que hacían los músicos y su música.


El rock dejaba de ser una música primitiva para clases bajas y sin valor estético, como se decía, llegando a ser visto como uno de los motivos de la delincuencia juvenil, para pasar a ser el género musical más abierto a recibir influencias que llegaban desde la música clásica, el blues, el jazz, la música oriental, permitiendo el uso de instrumentos antes impensados en una composición de rock.

Los Beatles fueron quienes desafiaron los límites y abrieron el universo musical.


Sgt. Pepper sentaba otro precedente; el rock comenzaba a asumir un compromiso con los contenidos y eso quedaba evidenciado en el packaging, al incluir por primera vez las letras de las canciones. Definitivamente las cubiertas de los discos ingresaban en otra dimensión. Y como también ocurrió con la música, esa dimensión no iba a tener límites.


Corría 1967 y la explosión era inminente. Muchos de quienes se sorprendían con ese disco distinto, en breve estarían siendo parte activa del mismo movimiento.

Ese mismo año aparecían Procol Harum y Pink Floyd. Un año después nacería Jethro Tull y Deep Purple; al siguiente todo explotaría con Yes, Led Zeppelin, Genesis, King Crimson, Renaissance, Van der Graaf Generator… y pasado otro año, Focus, Black Sabbath, Emerson Lake & Palmer, Gentle Giant, Uriah Heep y tantos otros.


Recuerdo vívidamente el lanzamiento de Sgt. Pepper, había una increíble sensación de incredulidad. A cualquier lugar que fueras la gente lo estaba escuchando. Repentinamente, con esta asombrosa música cualquier cosa parecía posible”.

David Jackson saxofonista y flautista de VDG Generator.


Y ya desde el inicio de King Crimson, el diseño mostraba lo osado que podía llegar a ser. Un disco debut que no incluía en su portada ni el nombre del disco ni el de la banda. Si Sgt. Pepper fue el punto de partida, el siguiente paso clave para la construcción de una música sin límites fue justamente este disco In the court of the Crimson King y con ello, para un diseño también ilimitado.


En 1969 Aparece Led Zeppelin, y en tan solo tres años edita cuatro discos. Su cuarto disco, repite el formato de King Crimson prescindiendo del nombre de la banda y del disco, el cual en realidad nunca existió, por lo que comúnmente se lo denominó 4, siguiendo el orden lógico. La decisión fue producto de las críticas recibidas por su disco anterior. Tildada de banda conformada por cuatro buenos músicos sin ideas, la propuesta fue que la gente compre el disco por la música y no por el nombre de la banda. Led Zeppelin 4 fue un gran éxito, al igual que Led Zeppelin 3. De hecho, la vergüenza y la contundencia de los hechos hicieron que la revista Rolling Stone haya eliminado las críticas de aquel entonces. Haciéndolas desaparecer de todos los archivos.



Y yendo al disco tan criticado, Led Zeppelin 3 está plagada de imaginería hippie. En la edición en vinilo, el sobre exterior está cubierta de agujeros, con lo que se puede ver la funda del disco interno, con un diseño completamente psicodélico. Detrás de la portada había un disco laminado giratorio cubierto con más imágenes, incluyendo fotos de los miembros de la banda, que al girarse se mostraban a través de los agujeros de la cubierta.

Las cubiertas de los discos daba otro paso más y se convertían en packaging-objeto.


Y comenzaba una carrera de superación por hacer cada vez algo más original; recorrido que iba a la par de la música.


En 1972, Jethro Tull, también reaccionando ante las críticas, edita su obra cumbre, Thick as a brick. Un disco conceptual cuya única canción (de igual nombre) ocupaba ambas caras del vinilo.

La relación entre la banda y la prensa siempre fue áspera, pese al éxito cosechado con sus discos. Y por ese camino rondó el concepto que rigió Thick as a brick, que en slang (lunfardo inglés) significa necio, cascote. Grueso como un ladrillo es la traducción lineal, y el disco trata de la necedad que impide el desarrollo cultural de las sociedades.

La letra es hermética y permite varias interpretaciones, pero cuando se lee: “Mis palabras no son más que un susurro, tu sordera un grito” o “las virtudes se desploman como castillos de arena con la destructiva marea de la confusión moral” el mensaje es suficientemente claro.



Una vez que el disco se grabó, dio comienzo un largo proceso que produciría una de las tapas más memorables de la historia del rock. Esto nace de una idea transgresora por parte de la banda de adjudicar la autoría de las letras del disco a un niño de ocho años que había ganado un concurso literario con su obra Thick as a brick. Por más que esto era una burla, la prensa creyó la historia y por mucho tiempo habló de Gerald Bostock, el niño ganador del concurso.

Justificando la burla, tiempo después Ian Anderson dijo: “viéndolo en perspectiva creo que era ciertamente tonto y algunos pueden decir que muy adolescente, pero solo puedo alegar que yo fui de desarrollo tardío y tenía solo 23 años en ese momento, así que eso era la voz y el cerebro de un joven intentando hacer algo que fuese diferente” Y vaya que lo logró. Con sus 23 años propuso un arte de tapa que implicaba imitar un periódico regional, el St. Cleve Chronicle, compuesto de doce páginas. Idea que el sello (léase: empresa multinacional) intentó rechazar por costoso, pero sin embargo,el adolescente de 23 años pudo convencerlos.

Un año después, Emerson Lake & Plamer crea otra obra maestra: Brain salad surgery. En una año y una epoca donde todos los meses aparecían obras maestras. Sin ir más lejos, en ese 1973 ven la luz: Selling England by the pound (Genesis), Houses of the holy (Led Zeppelin), The dark side of the moon (Pink Floyd), Tubular bells (Mike Oldfield), Tales from topographic oceans (Yes) Quadrophenia (The Who), Sabbath bloody sabbath (Black Sabbath), Machine head (Deep Purple), Lark’s tongues in aspic (King Crimson) entre muchos otras excelentes obras.



Macabra, sombría, inquietante, pero hermosa, el arte visual encaja perfectamente con el arte sonoro y la lírica de Brain salad surgery. El arte de tapa y contratapa estuvo a cargo de, el por entonces desconocido artista, H.R. Giger. Siete años más tarde Giger sería mundialmente reconocido por su creación del alienígena y los escenarios para la famosa película Alien.

El packaging proponía una apertura diferente, dividiéndose una sobretapa al medio, dejando ver una segunda tapa con la imagen de la modelo (la esposa de Giger) despojada de los elementos biomecánicos.


Con la alianza entre Pink Floyd e Hipgnosis la portadas de los discos daban un salto en lo referido a los esfuerzos de producción puestos en pos de lograr la idea deseada. Muchos obras son mencionables, caso las ochocientas camas de hospital, totalmente armadas en la playa de Santon Sands, que luego pasarían a ser la cubierta de A momentary lapse of reason.



Pero si hay una portada que hizo historia es la de Animals, disco editado en 1977, donde Roger Waters quería un gran cerdo sobrevolando el edificio de la estación de energía de Battersea. El truco fotográfico no fue el camino elegido, y tampoco existía Photoshop, desde luego, por lo que el cerdo fue un enorme inflable. Quien estaba contratado como francotirador para “matar” al cerdo en caso de que se escape, resultó un gasto innecesario para la segunda jornada fotográfica. La suerte hizo que en ese segundo día el cerdo se liberase de sus ataduras, sobrevolando el espacio aéreo de las proximidades del Aeropuesto Heathrow de Londres. El evento justificó el examen de alcoholemia que le tuvieron que realizar al piloto que llamó a la torre de control aseverando haber visto un cerdo volador.


Otra alianza que hizo historia es la de Yes con Roger Dean. El ilustrador supo interpretar a la perfección los paisajes “pintados” por Yes en sus canciones. Música y arte de tapas se convirtieron en un dúo inseparable. Difícil pensar alguno de esos discos sin el componente ilustración. De hecho, era un rito el escuchar la música con la tapa entre las manos. La mente viajaba (y viaja) entre las melodías y los horizontes.



Esa alianza nace con el disco Fragile editado en 1972, y desde sus inicio crea una suerte de trilogía que se completa con Close to the edge y Yessongs, un disco triple que plasma los recitales de la gira de Close to the edge.



Con Close to the edge musicalmente hablando, estamos en presencia de -quizás- la obra más perfecta realizada por una banda de rock. Y con Yessongs, la banda demostró que, pese al escepticismo de los críticos, podían sonar tan perfecta como lo hacían en una sala de grabación, sumándole a ello la potencia propia de los recitales.

Los mundos en miniatura creados por Dean viven, desde la primer tapa hasta la tercera, un proceso de destrucción, viaje de sus segmentos y asentamiento en un nuevo mundo. Una suerte de éxodo sideral.



De esta manera, el packaging se acercaba al concepto de obra de arte.

De hecho, muchos actuales diseñadores, entre los que me incluyo, optaron por estudiar esta carrera (en aquel entonces, casi desconocida) influidos por estas ilustraciones.


Y Yes es motivo para un segundo texto. Muy tempranamente lo realizado por Roger Dean para esta banda me permitió interpretar cómo se construía una correcta identidad.


Nota: este texto continúa en:

 
 
 

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