Plagio, inspiración y extrapolación: zonas de confusión.
- jorge piazza
- Apr 5, 2020
- 3 min read
Las redes sociales, con facebook a la cabeza, modifican cada vez mas vertiginosamente nuestros hábitos. Entre otros cambios sociales, en nuestro mundo, el del diseño, funcionan como una efectiva herramienta para el “escrache” de esos trabajos que rozan el plagio.

Tiempo atrás generó cierto revuelo la aparición en el mercado de un nuevo producto de Cachafaz, empresa que ya había mostrado una dudosa actitud de “homenajear” a las empresa lideres -como lo es Havanna-. En esta oportunidad, la gráfica venerada fue la del viejo y desaparecido alfajor mousse de Suchard. La imagen no se presta a confusión. En todo caso, vale el preguntarse si estas situaciones deben ser medidas únicamente desde nuestra mirada profesional, o debemos hacer un esfuerzo mayor por pararnos desde el lado del cliente y su negocio.

Cabe preguntarse cómo funciona el lanzamiento de un producto que emula en calidad a su antecesor y que remite groseramente a su imagen gráfica, impuesta en la mente de los consumidores. Vale decir: ¿qué proporción del mercado siente rechazo por el plagio casi descarado (sólo hablando en términos gráficos), y cuántos se convierten velozmente en nuevos consumidores, gracias a la conexión inmediata que se genera con el recuerdo de Suchard?
Otro ejemplo, también de un tiempo atrás, es el de la campaña del PRO para la gobernación de la ciudad de Bueno Aires que “pidió prestada” la estética de una campaña portuguesa titulada “Portugal Solidário 2010”.

Ir a lo seguro, y así evitar los riesgos de quedar en manos de profesionales que no dan certeza de éxito, podría ser uno de los motivos para este tipo de actitud.
Evitar el: “no me estas entendiendo” exigiendo que se siga al pie de la letra una guía ya existente, es otro posible motivo.
Conjeturas de posibles puntos de vista de clientes. El hecho es que desde la visión del diseño, estos casos son claros ejemplos de plagio, y el diseñador responsable de realizarlo debería negarse a ser parte.
Inspiración y extrapolación son otra cosa. El tomar elementos gráficos utilizados en un ámbito y reutilizarlos en otro, es un ejercicio muy distinto. Si la campaña que “inspiró” al Pro hubiese sido en realidad la gráfica de un Shopping (ejemplo al paso), al menos estaríamos frente a un proceso de resignificación. Siendo la fuente de inspiración otra campaña política (aunque social), esa traspolación no existe. No se está pidiendo prestado un recurso gráfico, sino gran parte del mensaje. Es imposible no tildarlo de robo, cuando incluso la campaña portuguesa utilizaba la frase: Bem vindo y la campaña de Macri, Bienvenido.
Es sabido que marca y logo son diferentes cosas. Está claro que las marcas se construyen con tiempo, coherencia y en función a la vinculación lograda con el mercado. Lo que denominamos (de manera simplificada) logo, es sólo una de tantas expresiones gráficas que conforman la marca.

Cuando Tomás Gómez lanzó su campaña electoral de cara a las elecciones autónomas de Madrid lo hizo presentando su nueva imagen: un círculo rojo con las palabras “tomás gómez” (en minúsculas) escritas en blanco. Recordemos que sólo estamos hablando del logo; de cualquier manera, no pasó mucho tiempo para que sea acusado de haber plagiado al de la empresa de comunicaciones Wellcomm.

Pero ¿qué pasa entonces, si le sumamos al debate los logos de Supermercados Disco, de Claro o del subterráneo de Buenos Aires en su versión roja (ramal B)?
Tres imágenes que comparten los recursos gráficos entre sí (forma, color y similitud del recurso tipográfico) y que para colmo casi seguramente pueden ser vistas encimadas en algún rincón de la calle Corrientes (suerte que Tomás Gómez no era contrincante de Macri).

Más allá de que, dado lo primario de los elementos usados, es casi ridículo hablar de plagio, tampoco podemos sospechar que las similitudes den pie a la confusión, o que las identidades pierdan potencia. Los tres casos son claro ejemplo de que el vínculo con sus audiencias se construye desde otro lado, y que incluso no hay forma gráfica por más defectuosa que haya sido realizada que no pueda ser impuesta con éxito, de estar bien dirigida la construcción de su identidad.
Entonces, si el nuevo Cachafaz mousse es un éxito de ventas, o Macri gana las elecciones, ¿qué conclusiones deberíamos sacar?
Lo primero no lo pude confirmar, lo segundo es un hecho que concretamente sucedió. Por lo que deberíamos determinar si el éxito de la campaña supone el éxito de la comunicación visual.
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