La ética y el diseño: ¡el cigarrillo mata!
- jorge piazza
- Mar 27, 2020
- 5 min read
Recuerdo mis épocas de facultad, cuando se tocaba el tema de la ética profesional en el diseño; el ejemplo por excelencia sobre el cual giraban los debates eran las empresas tabacaleras.

Si estás en contra del cigarrillo, ¿le trabajarías a Massalin Particulares? Era la pregunta disparadora.
Es sabido lo nocivo del cigarrillo para la salud, ahora, ¿tenemos conciencia -y sólo como ejemplo-, de los efectos adversos de muchas de las drogas de los laboratorios medicinales? La medicina es el mayor negocio del mundo, manejado por una competencia oligopólica que no duda en utilizar cualquier recurso que desafía toda ética, con el fin de continuar incrementando sus enormes ganancias en desmedro de gran parte del mundo, el cual no accede a productos tan onerosos. Patentes que contradicen el concepto del medicamento como un bien necesario, pese a que los gobiernos financian gran parte de las investigaciones. Precios inaccesibles para una parte importante de los humanos. Medicamentos que responden a “enfermedades inventadas”; una regla del consumismo: crear la necesidad y satisfacer luego esa demanda. El reino de las coimas, y tantas otras vilezas a costa de una salud que no tantas veces es su objetivo real. El lector incrédulo podrá investigar con poco esfuerzo la cantidad de juicios multimillonarios perdidos por los laboratorios, donde -en definitiva- las prácticas poco éticas son moneda corriente, y las muertes provocadas, daños colaterales insignificantes comparado con las ganancias desproporcionadas.
Al parecer, cuando nos convoquen para realizar un packaging para Camel o Marlboro nos estaríamos negando, pero tampoco veríamos con buenos ojos trabajar para Novartis o Roche.

Luego deberíamos debatir acerca de la obsolescencia programada. Los fabricantes limitando la vida útil de sus productos para incrementar sus ventas. Se estima que alargando un año la vida a los aparatos electrónicos se podría reducir la emisión de cerca de 4 millones de toneladas de CO2 al año. Muchos son los daños de esta práctica, propia de un sistema que requiere un consumismo feroz. A la ya mencionada emisión de gases, y el impacto en los bolsillos de los consumidores, se le suma la generación infernal de residuos.
Ahora estaremos dudando de trabajar para Samsung, Drean, Epson y tantas otras…
Otro formato de obsolescencia es la denominada percibida, donde la empresa se encarga de que su producto quede obsoleto por hacerlo ver como pasado de moda, a sabiendas de que sigue siendo funcional. Y también está la obsolescencia de especulación, que es cuando la empresa lanza al mercado un producto como definitivo, incentiva su compra, y al poco tiempo presenta otro con mejoras que desplaza al primero.
Nos podemos ir despidiendo de gran parte de la industria de la vestimenta entre otras, y también de aquellas empresas electrónicas que haya superado las instancias anteriores.
Otro recurso, que implica incluso decisiones concretas en la etapa de diseño, es el de modificar partes del producto para impedir su reparación o cambio (zonas pegadas en vez de atornilladas son claro ejemplo). Esto suele determinar la muerte del producto, lo que equivale a comprar uno nuevo.
Apple perdió un juicio millonario por productos a los cuales no se le podían cambiar las baterías. ¿Tampoco trabajaríamos para la empresa de la manzana, y tantas otras? Impresoras que dejan de funcionar al llegar a un número determinado de impresiones; lavadoras que se estropean a los dos mil quinientos lavados exactos y ya no se pueden reparar; televisores limitados en veinte mil horas de duración son sólo algunos ejemplos.
Dupont, la empresa inventora de las medias de nylon, tuvo que rebajar la calidad de su producto porque las ventas cayeron en picado tras la novedad inicial. Las llamadas medias indesmallables, que hace años se reparaban en mercerías de barrio, se han perdido por el camino y ahora los pantys se sustituyen con la misma facilidad que se compran. La supresión del refuerzo en la punta no es casual.
Hablando de medias... “un tipo inventó unas medias que no se corren pero una importante marca de pantys le compró su patente para destruirla; el neumático no pinchable permanece cerrado bajo llave (a costa de miles de accidentes mortales cada año); el lobby del petróleo hace todo lo que está en sus manos para retrasar la expansión del automóvil eléctrico (a costa de un aumento de la tasa de monóxido de carbono en la atmósfera que implica el calentamiento del planeta); incluso el dentífrico es un producto inútil, ya que toda la higiene dental radica en la acción de cepillárselos, la pasta de dientes sólo sirve para refrescar el aliento; el papel de aluminio contamina más que el amianto... ...Antes los pollos tardaban tres meses en convertirse en adultos; actualmente, entre el huevo y el pollo que se vende en el hipermercado sólo transcurren 42 días vividos en unas condiciones atroces (25 animales por metro cuadrado, alimentados con antibióticos y ansiolíticos). En la Coca-Cola ya no se añade cocaína, pero sí ácido fosfórico y ácido cítrico para producir una ilusión refrescante y crear una dependencia artificial. Las vacas lecheras se alimentan de piensos ensilados que fermentan y les producen cirrosis; también las alimentan con antibióticos que crean unas cepas de bacterias resistentes, que, más tarde, continúan desarrollándose en la carne que se comercializa (por no hablar de las harinas cárnicas que provocan la encefalitis esponjiforme bovina. La leche de estas mismas vacas contiene un nivel de dioxinas cada vez más alto, debido a la contaminación de los pastos. Los peces de piscifactoría se alimentan, a su vez, con harinas de pescado (tan nocivas para las especies como las harinas cárnicas para el vacuno) y de antibióticos. En invierno, las fresas transgénicas ya no se congelan gracias a un gen extraído de un pez de los mares fríos. Las manipulaciones genéticas introducen pollo en la patata, escorpión en el algodón, hamster en el tabaco, tabaco en la lechuga, hombre en el tomate. Paralelamente, cada vez hay más treintañeros víctimas de cáncer de riñón, de útero, de pecho, de ano, de tiroides, de intestinos, de testículos y los médicos ignoran cuáles son sus causas. Incluso los niños se ven afectados: aumenta el número de leucemias, se recrudecen los tumores cerebrales, las epidemias de enfermedades respiratorias crónicas en las grandes ciudades.” (Extractos de 13.99 Euros de Federic Beigbeder)
La industria alimenticia es la principal sospechada para todas esas enfermedades.
Aquellos que tiempo atrás resolvían el debate ético aseverando que jamas trabajaría para una empresa tabacalera, ¿A quién le trabajaría en el presente?
¿Es compatible una posición ética en el diseño?, cuando -como bien dice Norberto Chaves- el diseño, como disciplina, cumple tantas funciones como le sean asignadas por sus comitentes: sociales, neutras o antisociales. Y, todo ha de decirse, mayoritariamente cumple una función claramente antisocial; basta ver su aportación a la cultura de la innovación consumista.
No existe la función social del diseño, existen los diseñadores socialmente comprometidos. Aunque esto le quite cierto glamour a la profesión.
Y lamentablemente...
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.”
Alexei Tolstoi
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